El IES Valle de Aller tuvo el privilegio de asistir el 2 de octubre a la XVIII Sesión Inaugural de la Red de Escuelas por la Circularidad bajo la coordinación de COGERSA. Durante este evento, se presentó la Senda Circular para centros educativos 2023-24, que se enfoca en un desafío apremiante: los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE/e-residuos). Este problema se ha vuelto cada vez más urgente, ya que en 2019 se generaron aproximadamente 53,6 millones de toneladas de basura electrónica en todo el mundo. Para ponerlo en perspectiva, esta cantidad equivaldría a una fila de camiones cargados con estos residuos dando dos vueltas completas alrededor de la Tierra por el ecuador. Y la situación no hace más que empeorar, ya que se estima que para 2030 esta cifra podría aumentar a 74 millones de toneladas, puesto que la producción de RAEE está en constante crecimiento.
A nivel europeo, cada ciudadano tiene en promedio alrededor de 74 dispositivos electrónicos en su hogar, de los cuales 5 no funcionan y 9 no se han utilizado en los últimos tres años. Esto se suma al problema de que la mayoría de los RAEE suelen ser de pequeño tamaño, lo que hace que muchas personas opten por desecharlos en la basura convencional por simple comodidad, en lugar de llevarlos al punto de recogida específico para estos residuos.
En Europa, se recolectan, aproximadamente, 10.5 kg de RAEE por habitante y año, mientras que cada ciudadano compra alrededor de 23 kg. Aunque en España se recicla aproximadamente el 60% de los RAEE, un preocupante 20% termina en vertederos de África, donde se recuperan materiales en condiciones poco saludables y perjudiciales para el medio ambiente.
Luis Moreno, representante de la Fundación ECOLEC, compartió con los asistentes soluciones e iniciativas importantes para abordar el problema de los RAEE. Destacó que el reciclaje de estos residuos no solo tiene beneficios ambientales, sino también económicos. Se estima que perdemos alrededor de 57 millones de dólares al año al no reciclar estos materiales. Es importante recordar el principio fundamental de que la materia se transforma: un dispositivo electrónico puede contener hasta 60 elementos de la tabla periódica. Algunos de estos elementos, como el Tántalo, el Cobalto y el Silicio, son esenciales para la fabricación de dispositivos electrónicos y a menudo dependemos de otros países para obtenerlos. Muchos de ellos, aunque son abundantes en África, es China el que controla su mercado. Por lo tanto, la gestión adecuada de nuestros residuos electrónicos se convierte en una cuestión económica y estratégica. Una de las formas en que las empresas pueden contribuir significativamente es a través de la mejora de los diseños de sus productos. Esto implica la creación de dispositivos que sean más fáciles de desmontar, reparar y separar en fracciones reciclables. A menudo, los dispositivos electrónicos modernos están diseñados de manera que resulta extremadamente difícil (o incluso imposible) realizar reparaciones o desmontajes sin dañar los componentes internos. Esto conduce a una mayor generación de RAEE, ya que los dispositivos son desechados en lugar de reparados.
Ferran García Escobar presentó el proyecto Labdoo como otra solución innovadora para abordar el problema de los residuos electrónicos. Labdoo se basa en la idea de reparar portátiles en desuso y ponerlas en manos de niños y niñas en situación de vulnerabilidad en todo el mundo. Esta iniciativa se apoya en una red social con fines solidarios y utiliza el aprendizaje servicio como herramienta principal donde los propios estudiantes del curso anterior tienen siempre un papel importante en el proyecto del curso siguiente. Lo notable de Labdoo es su enfoque en minimizar los costos económicos y ambientales (coste 0), ya que se aprovechan los viajes de las personas para llevar las computadoras a los lugares donde son necesarias.
En resumen, la XVIII Sesión Inaugural de la Red de Escuelas por la Circularidad fue una oportunidad invaluable para abordar los desafíos de los residuos electrónicos y aprender sobre soluciones efectivas. Todos tenemos un papel importante que desempeñar en este esfuerzo. Consumir responsablemente, separar los RAEE del resto de residuos, incluyendo pilas y baterías, y llevarlos a puntos de recogida específicos o tiendas de productos electrónicos son pasos cruciales que cada uno de nosotros puede tomar para contribuir a un futuro más sostenible.
Así que, manos a la obra. ¡Juntos podemos marcar la diferencia y reducir el impacto ambiental de nuestros dispositivos electrónicos!
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¡Cuidemos nuestro planeta!
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